Woodstock fue el festival de festivales, una aventura intrépida y hippy que regalo al mundo tres días para la memoria histórica. Nombres como Jefferson Airplane, Joan Baez, Santana, The Band, The Who o el gran Jimi Hendrix, contribuyeron a hacer  historia en la embarrada granja de Bethel, en Nueva York del 15 al 17 de Agosto del 1969. Y quien documentó el festival con su cámara al hombro fue uno de los “capos” de la fotografía musical, Baron Wolman.

Baron Wolman  fue el primer editor gráfico de la revista Rolling Stone  y si hablamos de Rolling Stone nos viene a la cabeza música y fotografía. Sin duda la revista norteamericana Rolling Stone es un icono de la cultura musical global. Desde 1967 hasta nuestros días ha mantenido una autentica ligazón con el mundo fotográfico, siendo icónicas las portadas de reputados fotógrafos como Annie Leibovitz, Mark Seliger, Charles Gatewood o David LaChapelle.

Los tres días que duró el festival Wolman pudo documentar lo que para la cultura popular se consideró la confirmación de las melenas largas y las faldas de colores, del haz el amor y no la guerra. En definitiva, de la filosofía ‘flower power’, en la que tanta gente creyó, cree y creerá.

Estampas en blanco y negro de aquel verano del amor, “de paz y música” tal y cómo se anunciaba en el cartel promocional del evento.

Siempre ligado a la música y la fotografía musical, ya en su estancia en la Universidad de Berkeley (1967) conoce al periodista Jann Wenner (co-fundador y  hasta ahora director de la revista Rolling Stone).  La colaboración de Wolman con Rolling Stone duró tres años en lo que por delante de su objetivo pasaron celebridades musicales de la talla de Janis Joplin, the Rolling Stones, Frank Zappa, the Who, Jimi Hendrix, Joan Baez, Iggy Pop, Pink Floyd, the Grateful Dead, Phil Spector, Jim Morrison, Ike & Tina Turner. Difusor de la emergente contracultura  sus imágenes fueron el eje central del diseño de la revista. Lejano al trabajo en estudio, sus retratos se encuentran llenos de fuerza por el tratamiento informal. Su estilo marcó la pauta en la fotografía de retratos a celebridades, prefiriendo un acercamiento vital al personaje a un tratamiento estilizado de estudio. Wolman prefirió huir de técnica a fin de acercarse de forma natural tanto al fotografiado/a  como a los jóvenes que eran los lectores de su revista.

Sin duda, Baron Wolman será recordado como el fotógrafo de Woodstock. Pero sería injusto no recordarle también como uno de los grandes pioneros de la tan necesaria fotografía musical.

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