Richard Avedon (1923-2004) fue uno de los grandes fotógrafos de moda de todo el siglo XX. En sus obras no había solo una intención estética, sino también algo más profundo que eso. A través de la creatividad y la aparente sencillez de sus piezas, conseguía crear composiciones únicas, que reflejaban el verdadero genio que había tras la lente que fotografiaba. Si te interesa el mundo de la fotografía (con independencia de que te interese o no el de la moda), este es uno de los nombres que no pueden faltar en tu repertorio para conocer en profundidad y como se merece este arte.

Los orígenes

Los orígenes de Avedon estaban ya impregnados de sus dos principales mundos: la fotografía y la moda. Nacido en una familia judía dedicada a la industria textil, tanto el padre como la madre trabajaban en diversos puestos del ámbito del retail. Y la afición por la fotografía le viene, directamente, de la madre. Desde pequeño, tuvo inclinaciones artísticas. En el colegio e instituto escribía poesías y llegó a ganar premios por ellas. Pero abandonó esa afición cuando su padre le regaló una Rolleiflex y Avedon se enroló en la marina mercante, en la que empezó a retratar a los hombres que trabajaban en su mismo barco. Este es un punto importante. Piensa que es en ese ambiente en el que empieza a construir su idea de cómo retratar y reflejar su entorno.

Después de la guerra, en la década de los 40, Avedon empieza a trabajar para Harper’s Bazaar durante casi veinte años. Hasta que Vogue, la gran revista de moda de Estados Unidos, le reclama como principal fotógrafo de moda del país. Fue casi como recibir una llamada del mismo presidente de Estados Unidos. Para un fotógrafo no había un trabajo más deseado.

Salto a la fotografía

¿Cuáles fueron las claves para dar este salto? Muy probablemente, su viaje a París y la forma en la que trabajó con modelos. Si observas sus fotografías de moda, tremendamente originales, creativas y diferentes, podrás ver que derrochan frescura y sorpresa, pero hay un elemento totalmente novedoso: la modelo gana un mayor protagonismo en la imagen.

Él fue el gran instigador de crear un universo en las imágenes de moda, una personalidad para cada participante. Y, además, dotó a todo de una escenografía única, casi excéntrica, que terminaba de redondear el resultado final y crear una fotografía realmente singular. Esta revolución dentro del mundo de la moda hizo que Harper’s Bazaar le ascendiera hasta jefe de fotografía y, finalmente, Vogue le contratase.

Líneas artísticas 

Sin embargo, si no conoces mucho la obra de Avedon, quizás te sorprenda saber que desarrolló otras dos vertientes como fotógrafo especialmente interesantes.

La primera fue la del compromiso social con su tiempo. Un fotógrafo no solo ha de crear de la nada, en un rapto imaginativo, como hacía en sus trabajos de moda. También tiene que reflejar su tiempo, sus conflictos y sus preocupaciones. Y esto fue, exactamente, lo que Avedon se dedicó a hacer. 1963 fue un año clave en su carrera, cuando fotografió el Movimiento por los Derechos Civiles. Este no fue su único trabajo en esta línea. Otros conflictos o momentos históricos llamaron poderosamente su atención: la Guerra de Vietnam (que reflejó a través de una serie de fotografías de líderes militares y otros implicados en el conflicto armado) o la caída del Muro de Berlín y los restos de la capital alemana. Si bien estas no son sus fotografías más conocidas ni las, técnicamente hablando, mejor consideradas, sí que sirven para que puedas ver las dimensiones de un artista tan solemne e importante en el mundo de la fotografía contemporánea.

Finalmente, hubo otra rama en sus trabajos que resulta especialmente interesante: los retratos. Muy probablemente, Avedon encontró el gusto por este tipo de fotografías durante sus años en la marina mercante. Pero fue en su madurez como artista cuando logró dotarlas de personalidad y espíritu propio. Muchos de sus protagonistas eran personalidades muy conocidas y famosas de Estados Unidos (George Bush, Andy Warhol…) y, con aparente sencillez, sacaba un reflejo humano, inesperado y sensible en esas fotos. Con un fondo blanco y el personaje en primer plano, la fotografía no tenía mayores complicaciones técnicas. Sin embargo, alojaba en su seno una tremenda carga psicológica.

Como retratista, logró su mejor trabajo: In the American West, una serie de retratos a todo tipo de personas del oeste de Estados Unidos. Fue un trabajo que le llevó cinco años y en el que gastó miles de fotos para retratar a cientos de personas… Era la imagen de una América que nunca había salido ni saldría en el Vogue.

En conclusión, Richard Avedon fue uno de los fotógrafos más interesantes y con un historial de trabajo más amplio que pueda haber. Desde su revolución en el mundo de la moda y hasta sus trabajos como retratista, las suyas son fotografías que no te dejarán indiferente.

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