La obra de Sebastiao Salgado

Sebastiao Salgado (Aimorés, Minas Gerais, Brasil, 8 de febrero de 1944) es uno de los fotógrafos más importantes de la historia de Brasil. Ya desde muy joven demostró un gran interés por la fotografía. Sin embargo, en el año 1963 inició la licenciatura de economía en la Universidad de São Paulo, donde profundizó en sus estudios hasta 1969, momento en el que decidió trasladarse a París para obtener el doctorado.

Ya en esta ciudad comenzó a tener contacto con los círculos artísticos de fotografía. Dicho contacto se estrechó en 1971, cuando se mudó a Londres con su esposa para trabajar como economista para la Organización Internacional del Café.

Debido a ese trabajo, viajó frecuentemente a África y fue en ese continente donde se decidió a tomar una cámara y comenzar a hacer fotografías. Tan grande fue el potencial que vio en este ámbito que dejó su trabajo como economista y en 1973 regresó a París para comenzar de forma definitiva su vida como fotógrafo.

© Sebastiao Salgado

Dado que su verdadera vocación vio la luz en sus viajes a las zonas más pobres de África, rápidamente se convenció de que su lugar estaba junto a la fotografía de corte social. Desde el momento en que pasó a formar parte de la agencia fotográfica Gamma en 1975, se dedicó a viajar por América Latina, África y Europa, realizando importantes trabajos, como el ensayo fotográfico sobre los indios y campesinos de Latinoamérica de 1977.

En 1979 decidió dejar Gamma y empezó a trabajar con una de las más importantes agencias de la historia: Magnum Photos. Allí permaneció durante 15 años, realizando gran cantidad de reportajes en todo el mundo. En todo caso, continuó prestando atención a uno de sus temas predilectos, el de los indios y campesinos latinoamericanos, y a ellos les dedicó su primer libro: Otras Américas (1984).

© Sebastiao Salgado

Progresivamente, su voluntad de compromiso fue aumentando. A mediados de la década de los 80 realizó numerosos trabajos al servicio de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras. A través de su objetivo, logró captar la hambruna africana, en un espectacular proyecto de más de 18 meses de duración. Fruto de esta voluntad de apoyo a Médicos Sin Fronteras publicó dos libros que contenían exposiciones fotográficas: Sahel, l’Homme en Détresse y Sahel el fin del camino.

© Sebastiao Salgado

Tras eso, la dirección de su trabajo viró sensiblemente pero sin abandonar el compromiso social. Así, de 1986 a 1992 viajó a lo largo de 23 países con el fin de crear una serie de fotografías que documentasen el fin de la era industrial. De ello nació una de sus más importantes obras: Trabajadores: arqueología de la era industrial (1993), del que se vendieron más de 100 000 copias y que ha acabado expuesto en más de 60 museos.

© Sebastiao Salgado

Embaucado por el mundo de los trabajadores, continuó documentando su vida. En especial destacó el interés que puso sobre los fenómenos de éxodo rural en más de 43 países. Miles de personas que abandonaban el campo en busca de una vida mejor en las urbes fueron retratadas por Salgado y publicadas en Migrations (2000).

De esta larga carrera de fotografía comprometida, Salgado ha recibido numerosos reconocimientos. Es miembro honorario de la Academia de las Artes y las Ciencias de Estados Unidos, así como Embajador de UNICEF. Ha recibido numerosos premios como, por ejemplo, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes o el Premio Internacional de la Fundación Hasselblad, y varios doctorados honoríficos.

© Sebastiao Salgado

El panorama actual de fotógrafos en Sudamérica

Haber hablado acerca de uno de los más importantes artistas de la fotografía de Sudamérica de todo el siglo XX nos da pie a echar un vistazo ahora al panorama actual de los fotógrafos latinoamericanos.

En este sentido, muchos son los nombres que podríamos incluir, ya que el mundo de la imagen está viviendo, sin duda, un auténtico boom en toda América Central y del Sur. Sin embargo, vamos a centrarnos en 5 de los nombres que aúnan frescura, novedad y, sobre todo, calidad.

Miguel Calderón

Nacido en Ciudad de México en el año 1971, es uno de los más reconocidos fotógrafos mexicanos. Su obra está presente internacionalmente y su filosofía se basa en nunca repetir lo ya hecho, modificando continuamente las reglas de su propio arte. Esto le empuja a mezclar pintura con vídeo, fotografía con instalaciones. Todo ello le permite expresar los mensajes que desea transmitir.

© Miguel Calderón

Nicola Costantino

Fotógrafa argentina que ha sido capaz de mezclar las técnicas escultóricas con la fotografía. Los cuerpos humanos tienen enorme peso en sus piezas, así como la referencia a obras clásicas de otras disciplinas artísticas. Sin ninguna duda, se trata de una de las mujeres artistas más importantes de toda Sudamérica en la actualidad.

© Nicola Costantino

Daniel Marenco

Fotógrafo brasileño nacido en el año 1980. Trata de plasmar emociones fuertes y traumáticas a través de sus piezas. Como fotógrafo genial es, en efecto, capaz de captar esa emoción y de traducirla en imagen, con tal de que el espectador sienta el choque de lo que se muestra. Ante todo persigue la autenticidad, por lo que trata de acudir a escenarios reales en los que captar situaciones cotidianas de América Latina, con toda la dureza que eso conlleva.

Alejandro Severo

Nacido en Brasil en el año 1980, Severo es ejemplo claro del interés que hay entre los fotógrafos, tal y como ocurría con Salgado, sobre la realidad social de América. Con la enorme calidad de sus fotografías transmite la profundidad y dolor de alguna de las situaciones más crudas de nuestras sociedades contemporáneas.

© Alejandro Severo

Gustavo Bettini

Aunque este brasileño nacido en 1980 se formó en Turismo y Hostelería, en el año 2000 se decidió por pasarse a la fotografía. Desde entonces ha utilizado novedosas técnicas de importante carga transgresora. Insertado en el arte contemporáneo, de entre sus trabajos más importantes destaca Inframargem: A los márgenes de infrarrojos del mundo (2008). Como se entiende del título, este fotógrafo pone especial interés en la posibilidad de someter los aspectos técnicos a la voluntad artística, poniendo al servicio de la estética lo que, en principio, podrían parecer limitaciones materiales.

© Gustavo Bettini

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