Este año, en PHotoEspaña, vamos a tener la suerte de ver obras de la fotógrafa española Colita, en la galería Fernández-Braso. Nacida en Barcelona en 1940, “a la hora de la siesta”, como dice su página web, se llama, en realidad, Isabel Steva Hernández. Su padre le regaló una cámara a los doce años y Colita (que así empezaron a referirse a ella, ya que le dijeron que había nacido en una col) se lanzó a hacer fotos a todo lo que se le ponía por delante. No pensó que pudiera dedicarse a aquello hasta que conoció a Oriol Maspons y Xavier Miserachs, quienes le enseñaron el oficio. La consagración, el nacimiento de la Colita fotógrafa, vino cuando el director de casting de la película Los Tarantos, Paco Revés, le encargó las fotos del archivo de personajes. De esta forma, se introdujo en el mundo del flamenco y acabó creando las imágenes promocionales de Antonio Gades y La Chunga.
Has de saber que empezó fotografiando rostros. Ten en cuenta que el retrato es su especialidad. Tiene Colita esa rara habilidad de lograr que los retratados se sientan cómodos y aparezcan con su mejor cara. Con esto y un puntito de marketing, como ella reconoce, fotografió a la Gauche Divine barcelonesa, ese grupo de artistas e intelectuales entre los que se contaban Terenci Moix, Jaime Gil de Biedma, Oscar Tusquets o Serrat. Aunque estas fotos sean las que más conozcamos, Colita es una de las fotógrafas españolas más versátiles y ha hecho un poco de todo: fotoperiodismo para la prensa progresista, durante el fin del franquismo; trabajos para la discográfica Edigsa, que abanderaba la Nova Cançó; o dirigir el departamento de fotografía de la revista “Vindicación Feminista”. Su lente ha captado relajadas escenas cotidianas, como las tomadas en el mercado de la Barceloneta; imágenes de gran crudeza, en hospitales; o tragedias, como la de Los Alfaques. Uno de sus trabajos menos conocidos, Bestiario, nace de su amor por los animales y el aprendizaje del tratamiento digital. Es una serie de fotomontajes que a muchos sorprende por el contraste con el resto de su obra. Pero ella siempre ha hecho lo que le ha dado la gana. Como rechazar el premio Nacional de Fotografía que le concedieron el año pasado, en protesta ante un Ministerio de Cultura cuya gestión le parecía nefasta.
La vitalidad de Colita, su pícaro sentido del humor, se refleja en sus instantáneas. Dice que ya no acepta encargos. Disfruta de un más que merecido descanso y ahora hace fotos sólo por placer y ordena el nutrido archivo que conserva en su casa, en compañía de sus cuatro gatos. En una entrevista del 2010, dijo que le gustaría ser recordada como “una virtuosa tocapelotas”. Una fotógrafa tocapelotas. Nosotros deseamos que así sea.
Link de interes: Web Colita