Robert Capa había fotografiado las guerras de China y la Guerra Civil Española entre los años 1935 y 1940 para varias revistas europeas, y las campañas del norte de África e Italia para Life. En Junio de 1944, la propia revista Life le elige para acompañar a las primeras tropas que desembarcarían en Omaha Beach, nombre en clave de unos de los principales puntos de desembarco aliado en la Segunda Guerra Mundial. La historia y la contra-historia alrededor de la realización de las históricas fotografías del Día D en Normandía son apasionantes y os invitamos a conocerlas.

El gran Robert Capa siempre fue conocido por su coraje y valentía. Siempre despreocupado por su seguridad, llegó a decir en cierta ocasión: “Si las fotos no son lo suficientemente buenas, es que no estás lo suficientemente cerca”. Su valentía y porque no decirlo un poco de suerte, fueron las culpables de que las fotografías de uno de los días clave de la Segunda Guerra Mundial ocupen un lugar de honor en la historia visual del siglo XX.

Robert Capa

El 6 de junio de 1944, más de 160.000 soldados aliados irrumpieron en las playas de Normandía, más concretamente en la playa que se encuentra situada en el actual departamento de Calvados de la costa norte de Francia, frente al Canal de la Mancha, y que con una longitud de 8 km se extiende desde el este de Sainte-Honorine-des-Pertes hasta el oeste de Vierville-sur-Mer.

Robert Capa fue uno de los cuatro fotógrafos de prensa acreditados para documentar los ataques a las posiciones alemanas en la histórica jornada del desembarco. La invasión comenzó a las 6:30 am, hora en la que la rampa del USS Samuel Chase se abrió al mar aproximadamente a unas 100 yardas de la costa. Los soldados descendieron obedientemente, nerviosos, precavidos pero conscientes de que iban a participar en una de las jornadas bélicas más memorables de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados alemanes apostados en sus refugios estaban listos para defender sus posiciones y esperaron hasta el último momento para abrir fuego, y evitando así que se descubrieran antes de tiempo sus posiciones. Capa ya a bordo del LCVP (Landing Craft, Vehicle, Personnel) asignado levantó una de sus tres cámaras y tomó su primera fotografía de la invasión. Poco segundos después, la rampa de LCVP descendió con un estruendo de acero e inmediatamente fue ordenado descender al frio agua francés.

“El contramaestre bajó el frontal de la cubierta de nuestra barcaza, y allí, entre los grotescos diseños de obstáculos de acero que sobresalían del agua, había una delgada línea de tierra cubierta de humo: nuestra Europa, la playa Easy Red”.

Mientras Capa bajaba corriendo la rampa, las balas perforaban el agua helada a su alrededor.

“Era todavía muy pronto y el día estaba demasiado gris para hacer buenas fotografías pero el agua gris y el cielo gris comunican mucha fuerza a la imagen de los pequeños soldados tratando de eludir los planes surrealistas de los ‘expertos’ de Hitler encargados de neutralizar la invasión.” recordaba el propio Capa en sus memorias ‘Ligeramente desenfocado’ (La Fábrica Editorial, 2015), publicadas en 1947 y que reúnen todos sus textos y fotografías sobre la Segunda Guerra Mundial.

Robert Capa fotografió con locura y rapidez siendo consciente de la importancia histórica del momento. Cargado y disparando, cargando y disparando, todo ello sin parar. Se dice que Capa tomó 106 fotografías en el transcurso de 90 minutos.

Después de lo que pareció una eternidad, Capa se alejó de la zona de desembarco y vio cómo se acercaba un LCI (Landing Craft Infantry), lancha de desembarco de la infantería, transportando a los heridos, y  aprovechó la ocasión para abordándola permitiendole huir de la playa. “No pensé y no lo decidí”, escribió más tarde. “Simplemente me puse de pie y corrí hacia el bote. Sabía que estaba huyendo. Traté de girar pero no pude enfrentar la playa y me dije a mí mismo: Solo me voy a secar las manos en ese bote.”

Con sus cámaras en alto para evitar que se mojaran, Capa fue llevado a bordo del LCI y pronto estuvo fuera de peligro.

Una vez a salvo y ya de camino a Inglaterra, Robert Capa fue consciente de la importancia del material fotográfico que portaba. En su viaje de retorno ayudó a los médicos a levantar camillas, a atender a los heridos y manteniendo una relación siempre colaborativa con las tropas médicas con las que compartía el viaje. En vez de aprovechar el momento, como seguramente su instinto fotoperiodista le indicaba, para fotografiar la parte más amarga de la guerra. Después de llegar a Inglaterra, viajó en tren a Londres y entregó sus valiosas películas para fueran procesadas en el laboratorio londinense de la agencia.

© Robert Capa / Magnum

Y aquí empieza la truculenta segunda parte de la historia, según la versión oficial de Magnum, y así lo confirma el propio John G. Morris en su libro “¡Consigue la foto!, Una historia personal del fotoperiodismo” (La Fábrica Editorial, 2013), el técnico de cuarto oscuro asignado a procesar el valioso material estaba casi tan ansioso por ver las imágenes de la invasión como el propio Capa. En sus prisas, el técnico secó la película demasiado rápido. Y este exceso de calor derritió la emulsión en todos los fotogramas entregados por Capa dejándolos inservibles. Apenas 11 tomas, de las más de cien obtenidas por Capa en la escena de combate quedaron útiles. Una autentica desgracia. Estos fotogramas que quedaron ‘utilizables’ eran tomas borrosas, en algún caso surrealistas y sin en la mayoría de los casos sin apenas valor fotográfico. Transmitían de una forma lejana y desajustada el caos y la confusión de lo ocurrido en propio desembarco. Un premio gráfico muy reducido para las expectativas del trabajo realizado.

Cinco de las fotos que se pudieron salvar de la desgracia fotográfica, ‘ligeramente desenfocadas’ en palabras de Capa, se publicaron en el número de la revista Life del 19 de junio de 1944. Bajo el título de ‘Escenas de batalla en blanco y negro borroso; frenético, sombrío’.

© Robert Capa / Magnum

Aun manteniendo una calidad fotográfica tirando a justa, fotografías como estas documentan momentos cruciales de la historia. De ahí su importancia y su capacidad para convertirse en icónicas. Es fantástico que un rollo haya sobrevivido al desastre, pero hace preguntarnos qué había en los otros tres. ¿Qué podríamos haber encontrado en esas fotografías perdidas?

Como vemos a menudo, las imágenes que más nos golpean representan violencia. De los 52 ganadores de los Premios Pulitzer de fotografía hasta el 2019, más de la mitad se han relacionado de alguna manera con conflictos provocados por el hombre. Estas fotografías de Robert Capa dieron la vuelta al mundo y han sido influencia en fotógrafos, editores gráficos e incluso en directores de cine. Son imágenes poco claras, eso basta comprobarlo, pero transmiten de forma impactante el momento bélico en la que nos posicionan. Pura filosofía Capa, cerca muy cerca de la acción. Viviéndola, sufriéndola y arriesgando simplemente la propia vida. Transmiten guerra.

© Robert Capa / Magnum

La historia de las fotografías de Capa del Día D es propia de una historia de novela. Pero es conocido que todas las historias que rodeaban a Capa estaban compuestas de medias verdades, de mucho mito y en algunas ocasiones exageraciones intencionadas. Y esto ha hecho a más de un investigador plantearse, fue la historia de las famosas fotografías del Día D como se contó oficialmente.

Preguntas como:

¿Corresponde con la realidad todas las historias contadas sobre las fotografías de Capa?
¿Se echaron a perder los negativos en su procesado como siempre ha asegurado el editor gráfico John G. Morris, responsable gráfico de Magnum en aquellos momentos?
¿Realmente Capa desembarcó con la primera oleada acompañando a las tropas de asalto americanas?

Son las que hicieron plantearse al crítico fotográfico e historiador americano AD Coleman (Allan Douglass Coleman) el realizar una profunda y detallada investigación sobre la autenticidad de la historia de estas fotografías.

AD Coleman junto con el fotoperiodista J. Ross Baughman, el historiador fotográfico Rob McElroy y el ex infantería e historiador militar aficionado Charles Herrick iniciaron el proyecto, ‘Historia alternativa: Robert Capa el Día D’ (www.capadday.com) en Febrero de 2014. El objetivo de la investigación de Coleman, y resumiéndolo en pocas palabras, es el esclarecer el mito sobre las fotografías de Capa después de 74 años de mantener una historia llena de lagunas y medias verdades. Y aclarar de forma definitiva cual fue la labor realizada por Robert Capa en el Día D. Pues bien, analicemos las afirmaciones del propio AD Coleman de cada uno de los puntos de la historia.

AD Coleman

¿Corresponde con la realidad todas las historias contadas sobre las fotografías de Capa?

Según Coleman hay muchas lagunas en la historia transmitida de la supuesta heroicidad de Robert Capa en la jornada del desembarco de las tropas americanas en las playas de Normandía.

  • Según la investigación llevada a cabo efectivamente Capa navegó por el Canal de la Mancha a bordo del USS Samuel Chase.
  • Según los registros oficiales de la Guardia Costera de los EE. UU, fueron 15 las oleadas de LCVP (Landing Craft, Vehicle, Personnel) barcazas también conocidas como bote Higgins, que salieron del USS Samuel Chase hacia Omaha Beach la mañana del Día D. Y según Coleman, es casi seguro que Robert Capa acompañara al grupo de comando de la Compañía E del 16º Regimiento de Infantería, Primera División de EE. UU al mando del Coronel Taylor, al que Capa había sido asignado y que fueron en la decimotercera ola. No en la primera como se hizo creer siempre. Se puede apreciar en las fotografías de Capa que numerosas oleadas de tropas los precedieron.
  • El Coronel Taylor se haría famoso por gritar a sus tropas vacilantes: “Dos tipos de personas se quedan en esta playa, los muertos y los que van a morir, ahora larguémonos de aquí”, instándolos a salir cuasi huyendo de la zona de acción. Esto explica, según Coleman, por qué contrariamente al pie de página publicado en la revista Life asociado a las fotografías e incluso a la posterior narración del propio Capa, sus imágenes no muestran a penas acción , ni heridos y ni muertos flotando en el agua francés. Ni equipo desechado, ni salpicaduras de bala o proyectiles en el agua. Vamos que podría afirmarse que cuando Robert Capa realizó sus famosas tomas, la acción estaba prácticamente concluida o estaba llegando a su propio fin.
  • Capa no se quedó sin película, ni su cámara se atascó, ni el agua del mar dañó su equipo. Realmente hizo muy pocas fotografías aquel día y las que hizo eran ya casi fuera de la verdadera acción.

¿Se echaron a perder los negativos en su procesado?

Según la investigación de Coleman, cualquier persona familiarizada con los materiales fotográficos y con el proceso de revelado básico en un cuarto oscuro debería considerar la historia de la perdida de los negativos como pura fabulación e increíble de creer hasta el extremo.

Según la versión oficial, el afán de ver el trabajo entregado por Robert Capa, el técnico de cuarto oscuro asignado para el procesado de los carretes cometió un error sobrecalentado la emulsión de los mismos en el proceso de secado. Pues bien, las investigaciones y posteriores conclusiones del equipo de trabajo de Coleman nos indican:

  • Los calentadores de bobina para secar películas que podíamos encontrar alrededor del año 1944 nunca produjeron altos niveles de calor.
  • Las emulsiones de película en blanco y negro Kodak Super-XX, que fue la usada por Capa, de esa época no se derretía fácilmente. Inclusive, después de una breve exposición a altas temperaturas.
  • Todas las películas que Robert Capa entregó del Día D en Omaha Beach, se procesaron normalmente y sin incidentes. Los negativos sobrevivientes, que se encuentran conservados en el Archivo de Capa en International Center of Photography (ICP), no muestran signos de daño por calor. Por lo tanto, no se produjo un desastre en el cuarto oscuro, no se perdieron imágenes del Día D.

John G. Morris siempre afirmó, que recibió de la mano de Capa cuatro rollos de negativo de los cuales por ‘errores’ en el cuarto oscuro únicamente sobrevivieron 11 fotografías. Pero las conclusiones de Coleman indican que no existe ninguna razón para creer que Robert Capa realizara más de las once fotografías que salieron a la luz.

En resumen la detallada investigación realizada haría caer el mito alrededor de las fotografías perdidas de Robert Capa. Ni se perdieron, ni se realizaron más allá de las que se han podido conocer, ni estuvo cerca de la verdadera acción desarrollada en la histórica jornada.

La figura de Robert Capa siempre fue asociada a la heroicidad y el riesgo fotográfico, pero investigaciones como la realizada por AD Coleman y su equipo nos lleva a poder pensar que todo ese halo tiene más un carácter premeditadamente financiero que real.

Aunque, ¿Que sería la historia y por ello también la historia de la fotografía, sin estos episodios novelados? Juzgad vosotros mismos.

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