De nuevo no deja de sorprendernos los resultados de esta iniciativa “Ser fotógrafo/a”. Estamos recibiendo contactos de todo tipo y de todos los ámbitos relacionados con la fotografía. Y sobre todo nos está permitiendo dar a conocer trabajos y propuestas muy interesantes, y esto es lo más importante para nosotros. Como es el caso de David Aguilar, que está en el camino de abrirse paso de manera profesional en este mundo que tanto nos apasiona y con el que compartimos pasión y planteamientos.

David nos presenta su proyecto “Les gens qui doutent” que es un encuentro, como el mismo indica, con las gentes que dudan, las calles, las contradicciones y las emociones. Siempre existe la emoción.

Sinceramente os recomendamos leer con pasión y atención la presentación de David Aguilar, porque es todo un tratado de intenciones, ideas y planteamientos fotográficos.

Presentación

Me llamo David Aguilar, nací en Jaén, pero llevo ya más de una década viviendo en Asturias. Vengo del mundo de las artes escénicas, pero siempre me gustó fotografiar. Recuerdo que con 13 o 14 años y una cámara compacta, hacía carretes y más carretes de mis viajes o mis estancias en campamentos de verano. No soy consciente de “mi primera foto”, pero poco después, ya en la adolescencia, mis padres me regalaron mi primera cámara reflex, una Canon EOS3000, con la que durante muchos años continué retratando mi entorno y mis relaciones y además fui introduciéndome en el blanco y negro, revelando y positivando en el laboratorio. De entonces sí que recuerdo la primera vez que vi formarse la imagen bajo la tenue luz roja del cuarto oscuro y cómo aquello me resultó auténtica magia, alquimia pura. Luego me regalaron una pequeña Yashica FX3 Super2000, totalmente manual, con la que sobre todo me dedicaba a hacer blanco y negro. Pasó mucho tiempo y muchas cosas y, hace ahora dos años, sintiendo que necesitaba cambios en mi vida, empecé a estudiar el Ciclo Superior en Fotografía, pero sin mayores pretensiones que las de aprender y pasar el rato. Sin embargo, algo se me enganchó por dentro y lo que era una afición se convirtió en una pasión. Descubrí que podía contar historias con las fotografías y me enamoré definitivamente de este oficio.

Desde que terminé mis estudios estoy intentando abrirme paso profesionalmente en este mundo de la fotografía. En la escuela tuve que enfrentarme con formatos y géneros que a priori no me atraían, pero que hoy en día disfruto y desarrollo. Así me ha pasado con el color o la fotografía digital. Hoy en día, mis trabajos profesionales los realizo mayoritariamente en digital, con una Nikon D610 y un Sigma 24-70 HSM f/2.8 -aunque también hago trabajos de positivado en el laboratorio- y mis proyectos personales los hago tanto con esa máquina como sobre todo en película negativa o diapositiva, ya sea con una Nikon F2 como con una Olympus OM10, ambas con ópticas fijas de 50mm.

La fotografía con la que más cómodo me siento a la hora de contar esas historias que me interesan son la callejera y el reportaje. Para mí la calle es como un campo de juegos. Los reflejos, los contraluces, los espacios que se desdoblan y se multiplican, los juegos con los encuadres dentro del encuadre, todo aquello que habla del derecho de ciudad y de las realidades múltiples y paralelas que pueden surgir en el medio ambiente humano, son los estímulos que me atraen cuando salgo a recolectar. Y si antes de la escuela creía que mi medio era el blanco y negro, ahora casi todo mi trabajo lo realizo en color. Me encanta el color de las diapositivas y cómo estas recogen la realidad cuando se abre el obturador.

El campo del fotoperiodismo es en el que más me gustaría desarrollarme profesionalmente. Pero en la escuela le cogí el gusto a la fotografía de moda y al estudio, sobre todo haciendo retratos. Me encanta la cámara de gran formato y el trabajo con la iluminación, y disfruto como un niño cuando tengo la oportunidad de trabajar con esas herramientas.

Para mis proyectos personales tengo dos maneras, hoy por hoy, de proceder: o simplemente salgo a la calle y dejo que poco a poco el ambiente me atrape y me dejo llevar por la recolección de imágenes, o me impongo unas reglas de juego, como unas instrucciones de proceso, unas limitaciones o pasos a seguir, sencillos y abiertos, pero que me obliguen a seguir unas pautas de trabajo. Después, con todo el material recogido, observo las imágenes para encontrar qué historias me están contando y empiezo a seleccionar y ordenar hasta que voy encontrando una narrativa que me cuente cosas. Tanto a la hora de salir a tomar fotografías como a la hora de seleccionarlas, los referentes que he ido conociendo y admirando me influyen mucho sin que me cuenta. Así, fotógrafos como Lee Friedlander, Robert Frank, Jose Manuel Navia, Vari Caramés, Gonzalo Juanes, Geraldine Lay, Joel Meyerovitz, Hellen Levitt, Peter Hendricks o Harry Gruyaert, por citar sólo unos pocos ejemplos, están muchas veces detrás de mis ojos, como dando directrices sin que me de cuenta. Creo que la cultura visual es muy importante para hacer fotografía con criterio, y me encanta conocer y observar fotografía. El cine, la pintura, la música y la literatura también me parecen muy importantes a la hora de abordar el trabajo artístico. Todo influye, y cuantos más y mejores referentes se tengan, quizá no se obtengan mejores resultados, pero sí creo que estos se seleccionarán y editarán con mejor criterio.

De hecho, si tuviera que dar un consejo a quien empiece en la fotografía, acudiría a los maestros. Por un lado, por el de la técnica, le diría que tuviera paciencia y perseverancia. Paul Strand cuenta que tardó como diez años en empezar a fotografiar bien. Por otro lado, por el del estilo, les remitiría a las sabias palabras de Sergio Larraín: “… Sigue lo que es tu gusto y nada más. No le creas más que a tu gusto, tú eres la vida y la vida es la que se escoge. Lo que no te guste a ti, no lo veas, no sirve. Tu eres el único criterio, pero ve de todos los demás…

Quiero presentaros aquí el último proyecto en el que estoy trabajando y que se expondrá la próxima primavera, “Les gens qui doutent”, y que es un encuentro con la calle y esas gentes que dudan, que se dicen y contradicen, cuyo corazón se balancea, que están solas pero no lo están, que son tan como tú y yo, felices y melancólicas, con sus sueños y esperanzas. Es una serie de fotografías tomadas en negativo y en diapositiva durante mi estancia de dos meses en la ciudad francesa de Limoges el pasado otoño. Hay una canción francesa que acompaña -y da nombre- a la serie y, por si la queréis escuchar mientras veis las fotos, aquí podéis ver el vídeo YouTube

De hecho, si podéis leer la traducción de la letra, es sencillamente maravillosa, y habla de mi proyecto mucho mejor de lo que yo mismo puedo hacerlo. Espero que os guste.

Podéis ver otros proyectos y fotografías tanto en mi cuenta de Instagram @el_dedalo como en mi página de Facebook @davidaguilarfotografo.

Trabajo de David Aguilar, “Les gens qui doutent”

© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
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© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar
© 2019 – David Aguilar

 

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