Tenlo claro, si alguien supo retratar el paisaje americano, fue él.
Dedicó toda su pasión a observar y convertir los mosaicos del paisaje americano en instantáneas de una gran belleza en blanco y negro. Algunos le achacaron una lejanía de “lo humano”, una cierta misantropía estética, por ignorar al hombre en tiempos convulsos y enfocar la belleza natural. Pero estas acusaciones no pudieron evitar que Ansel Adams (1902-1984) se convirtiera en una referencia de la fotografía, un maestro de la técnica y sensibilidad. Para nosotros: uno de los más grandes de la fotografía.
Inmortalizar el paisaje, ese tema que justificaba su obra, quizá fuera la manera con la que el Ansel Adams fotógrafo estrechaba lazos con el Ansel Adams ecologista. Toma nota: fue un reconocido apasionado de la naturaleza y firme defensor de su protección. Un sentimiento que nació, según Adams, cuando visitó el parque Yosemite en su infancia: «sobre nosotros estalló el esplendor de Yosemite y fue algo glorioso. Una maravilla tras otra descendió sobre nosotros, todo estaba iluminado. Una nueva era comenzó para mí». Allí hizo sus primeras fotos, armado con una Kodak Box Brownie. Desde ese momento, Adams y Yosemite tuvieron una relación larga y fructífera, que le haría famoso.
En 1927, junto a los fotógrafos Paul Strand, Edward Weston, Imogen Cunnigham y otros, formó el llamado grupo f/64, cuya principal propuesta estética era promover la fotografía pura frente al pictorialismo. El grupo f/64 deseaba practicar un nuevo Modernismo estético, basado en imágenes de gran nitidez de los elementos naturales y objetos sin artificios. Elementos que para Adams se encontraban en los macizos rocosos de Yosemite, bosques, ríos o un simple árbol solitario.
Con el retrato de la majestuosa naturaleza salvaje de Norteamérica y en la búsqueda de la mayor nitidez y contraste, Adams desarrolló conocimientos y habilidad suficientes como para escribir varios manuales de instrucción técnica y, sobre todo, avanzar en la teoría fotográfica. A finales de los años treinta, junto a Fred Archer, desarrolló el sistema de zonas, una técnica de exposición y revelado que otros fotógrafos ya utilizaban con el método de ensayo y error. Pero Adams y Archer lo formularon y proporcionaron a los fotógrafos un método sistemático para definir con precisión la relación entre lo que están visualizando y el resultado final. Es decir, reducir la diferencia entre lo que el ojo percibe y lo que se verá en el papel.
Las fotografías de Ansel Adams son hoy un hermoso testigo de la belleza natural más arrebatadora y también un recordatorio de la fragilidad de lo salvaje. Algunos de los lugares retratados ya no existen, caídos bajo el progreso o la industria. La precisa retina de Ansel Adams los capturó para la eternidad, pero también para preservarlos, aunque fuera sobre papel fotográfico.