La nitidez en la fotografía es básica, al margen de aspectos creativos o forzados. Una fotografía es perfecta cuando representa compositivamente lo que queríamos representar y cuando su ejecución nos muestra nítidamente lo que queríamos mostrar. De ahí que conceptos como aberturas, profundidad de campo, etc. Sean necesarios para salir de la ‘esclavitud’ del modo auto.

Una imagen está enfocada cuando se ve nítidamente en el visor, para facilitar esta operación las cámaras incorporan uno o varios mecanismos de enfoque. Por ejemplo, en las cámaras analógicas de 35 mm podemos encontrar como mecanismos de enfoque como la llamada Lente Fresnel, formada por una serie de círculos concéntricos en relieve, y en la zona central suele llevar un telémetro de imagen partida o una retícula de microprismas o incluso una combinación de ambas dos.

Los telémetros de imagen partida, es un tipo de dispositivo formado por dos pequeños prismas que tienen la propiedad de formar una imagen dividida por la mitad cuando el sujeto está desenfocado. Cuando el enfoque es correcto, las dos mitades se funden en una sola imagen. Algunos telémetros forman dos imágenes superpuestas en lugar de una partida; estas dos imágenes se ven ligeramente separadas cuando el enfoque es incorrecto y alineadas cuando es correcto. El retículo de microprismas es una zona de la pantalla de enfoque formada por numerosos prismas muy pequeños que exageran el desenfoque de la imagen y se hacen invisibles cuando el objeto está enfocado.

La importancia de la distancia para enfocar nítidamente

La cámara sólo puede enfocarse nítidamente a una distancia determinada. Por ejemplo, si se enfoca a una distancia de 2 metros, sólo los objetos situados a esa distancia se reproducirán con una nitidez perfecta. Los situados por delante o por detrás nunca quedaran perfectamente nítidos. La nitidez disminuye a medida que el sujeto se aleja del plano de enfoque. Los objetos situados cerca del plano de enfoque presentan una grado de difusión tan bajo, que se consideran nítidos a todos los efectos prácticos; y se dicen que están dentro de la profundidad de campo del objetivo.

La abertura y la profundidad de campo

La abertura afecta a la profundidad de campo. Se entiende por profundidad de campo la zona de nitidez aparente de la imagen, es decir, la zona por delante y por detrás del plano de enfoque donde los objetos se reproducen con la misma nitidez que si estuviesen en ese plano. las aberturas pequeñas (como f/22 o f/32) determinan una profundidad de campo muy grande, al contrario que las aperturas mayores (como f/2 o f/4) que determinan una profundidad de campo muy pequeña.

Imaginemos que enfocamos a un sujeto situado a 2,5 metros. Con una apertura pequeña, por ejemplo f/32, todo lo que se encuentre situado entre 1,5 metros y el infinito se reproducirá con una nitidez aceptable. Si abrimos el diafragma a f/16, la profundidad de campo disminuirá, y con el enfoque todavía ajustado a 2,5 metros, se reproducirá con nitidez todo lo situado entre 1,5 metros y 5,5 metros. Si cambiamos a f/4 la apertura, la zona de nitidez se reduce al espacio comprendido entre 2,1 metros y 2,7 metros.

La distancia desde la cámara al sujeto afecta a la profundidad de campo. Si se enfoca un sujeto más cercano a la cámara sin modificar la abertura, la profundidad de campo disminuye. Y viceversa: si se enfoca un sujeto más alejado, la profundidad de campo aumenta. Aunque normalmente nunca jugamos con el movernos y cambiar de posición para influir en la profundidad de campo, ya que disponemos de otros mecanismos como ya hemos visto anteriormente.

La longitud focal también afecta a la profundidad de campo. Si tenemos varios objetivos, observaremos que llevan indicaciones de la profundidad de campo distintas para las mismas aberturas. Los objetivos gran angular, por ejemplo, tienen profundidad de campo considerables y por el contrario los teleobjetivos tienen un margen de enfoque mucho más reducido. En muchas ocasiones, nuestra decisión sobre qué objetivo utilizar o comprar puede venir determinada por la profundidad de campo de este.

Como hemos visto la profundidad de campo y la abertura son determinantes para obtener una imagen perfectamente nítida. Y su control nos ayudará a gestionar la perfección de nuestras fotografías. Pero también nos puede ayudar como una herramienta creativa.

Hay ocasiones en que es conveniente disponer de mucha profundidad de campo. Por ejemplo, cuando se quiere establecer una relación compositiva entre un objeto situado en primer plano y otro objeto situado en el fondo, es preciso que la profundidad de campo sea suficiente para reproducir ambos con nitidez. En otros casos nos puede llegar a interesar limitar esta profundidad. Si queremos fotografiar, por ejemplo, a una persona que se encuentra delante de un fondo un poco confuso (muchos colores diferentes, mucha gente, etc …)  que nos puede llevar a perder el foco compositivo en la persona a retratar, lo mejor es trabajar con una profundidad de campo muy reducida para desenfocarlo y concentrar la atención en el sujeto.

La velocidad y la nitidez

Como ya hemos visto la profundidad de campo es básica a la hora de poder obtener fotografías con buena nitidez. ¿Pero cómo afecta la velocidad?

La velocidad afecta a la representación del movimiento y determina si el objeto que se mueve se reproduce borroso o nítido. Como consecuencia de la llamada ‘Ley de reciprocidad’, la nitidez que se gana por un lado (con la profundidad de campo) se pierde por el otro afectando a los objetos en movimiento. En efecto, si se cierra el diafragma para ganar profundidad, hay que trabajar a velocidades más bajas y el movimiento no se puede congelar. Y viceversa: si se aumenta la velocidad para obtener nítidos los objetos en movimiento hay que abrir el diafragma y se pierde profundidad de campo. Este es el eterno equilibrio a conseguir cuando fotografiamos objetos en movimiento.

Todos estos conceptos como profundidad de campo, aberturas, velocidades en fotógrafos/as experimentados se encuentran más que automatizados. Pero para aquellos que empiezan en la fotografía deben ser adquiridos para salir de esa dependencia del modo ‘auto’ y poder encontrar el camino hacia una mayor libertad creativa y técnica a la hora de realizar sus fotografías.

Arches National Park, Utah – 2009

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