Ernest James Bellocq era un hombre solitario que podía ser visto frecuentemente en las calles de Storyville, el barrio de prostitutas de Nueva Orleans. Bellocq era fotógrafo comercial y tomaba fotos de los barcos y maquinaria para una compañía constructora de buques. Esta faceta de su trabajo como fotógrafo profesional no le hizo destacar en gran medida, pero ¿Por qué tratamos sobre él?  Pues bien, como ya se ha dado en alguna otra ocasión en la historia de la fotografía la fama y el descubrimiento del trabajo de un fotógrafo se da de forma imprevisible.

Eran finales de los años 50, concretamente 1958, y un gran aficionado al jazz había viajado a Nueva Orleans para escuchar algunas de las bandas que allí tocaban por esos días y aprovechar para visitar la galería de arte de un amigo suyo. Este aparte de gran aficionado al jazz, era y es, uno de los fotógrafos clave en la historia de la fotografía, Lee Friedlander. Larry Borenstein, después de uno de los conciertos mostró a su amigo algunas de sus últimas adquisiciones. Larry, era aficionado a comprar y coleccionar lo que el denominaba “cosas raras y curiosidades”. Entre estas Friedlander se mostró interesado en una serie de placas de cristal de negativos de fotos ciertamente enigmáticas, las placas de Bellocq. Friedlander quedó cautivado por estos negativos, y tiempo después aprovechando otro viaje para escuchar jazz decidió comprarlos. Ya con las placas en su poder inició el camino no solo para poder imprimirlas sino para buscar datos sobre su misterioso autor.

Ernest James Bellocq - Fotógrafo

Las placas de Bellocq eran impresiones en negativo de mujeres, muchas de ellas desnudas. Eran damas de la vida, prostitutas se Storyville, el distrito rojo de Nueva Orleáns. Eran desconcertantes, algunas de ellas se encontraban con el rostro rayado de forma voluntaria, como para proteger la identidad de la mujer. Lee Friedlander quedó tan cautivado, que acabó publicando un libro “Storyville Portraits” (1967), y un año más tarde formando parte de una exposición que se le dedicó en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

¿Pero quién era Bellocq? ¿Quién rayó los rostros de algunas de las mujeres? ¿Quién quitó a esos cuerpos el más fuerte rasgo de identificación personal?

A Bellocq, aun trabajando como ya hemos dicho como fotógrafo comercial, lo que verdaderamente le inspiraba eran los burdeles de Storyville. Las prostitutas que ofrecían sus servicios en la zona le fascinaban, y durante algún tiempo se dedicó a tomar retratos de estas. Más de 100 realizó alrededor de 1912. Retratos variados y con gran detalle y calidad. Utilizaba para ello una cámara de visor ocular y negativos de placas de vidrio.

Ernest James Bellocq - Fotógrafo

Bellocq se planteaba cada retrato con ideas nuevas y nada preconcebidas. Cada una de las mujeres que retrataba era tratada correctamente, como gran atención, y dejándole la libertad de mostrar u ocultar su cuerpo de la forma más cómoda para ella. Algunas interpretaban el papel de mujer de la calle provocativa, vestida con medias de seda y poco más. En cambio otras posaban con la naturalidad de un retrato al margen de su procedencia social.

En 1938, Bellocq decide dejar definitivamente la fotografía comercial y dedicarse de lleno a fotografía la vida de las calles de Nueva Orleans. Pasó la mayor parte de su tiempo deambulando por la calles y fotografiando al azar con una cámara de mano.

Ernest James Bellocq como en otros casos que ya hemos contado, no obtuvo reconocimiento por su obra hasta una vez muerto. Pero sin duda, sus expresivos y conmovedores retratos forman de manera imprescindible parte de la historia de la fotografía.

Ernest James Bellocq - Fotógrafo

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