El positivar o ampliar por proyección, sobre papeles de revelado (papeles fotográficos) es el tercer proceso básico de creación fotográfica. Como recoge la trilogía del maestro Ansel Adams, en el primer proceso hablamos de todo lo que tiene que ver con la cámara, en el segundo proceso hablamos de todo lo que tiene que ver con el revelado, y por ultimo en el tercer proceso nos referimos a todo lo que tiene que ver con la copia.

Y en el proceso de obtener la copia de nuestros revelados, el positivado, aparece como proceso imprescindible para obtener el resultado brillante de nuestras fotografías.

Claro que, como más aspectos de la fotografía, este proceso se ha perdido, o más bien diluido, con la llegada de lo digital. Nuestras copias se quedan almacenadas en discos duros inmensos. Tratadas con ‘revelados digitales’ sin, en la mayoría de los casos, completar el proceso de copia optimo. Y desde luego, casi nunca obteniendo una reproducción tratada y ampliada para una posible exposición.

Pues bien, como nuestra labor es dar a conocer todos los aspectos de la fotografía, no vamos a dejar de lado este. Así que, conozcamos la mágica labor del positivado o de la ampliación por proyección, y por ende de ese fascinante aparato que es una ampliadora.

La ampliadora

Una ampliadora básicamente es un proyector pero montado verticalmente, con una luz algo menos potente que la de un proyector de diapositivas y un conjunto de lentes que concentran la luz en un haz uniforme.

El objetivo de la ampliadora es el proyectar el negativo en el papel fotográfico para obtener una copia positiva del mismo. Pese a su sencillez, la ampliadora es tan importante o más a la hora de conseguir un buen resultado final para una buena fotografía que la propia cámara con la que fue tomada.

Una ampliadora consta de dos unidades fundamentales, lo que podríamos llamar el conjunto principal y el tablero de soporte. El conjunto principal consta del cuerpo de alojamiento de la lámpara, el porta negativos y el objetivo, con su mecanismo de enfoque.

El cuerpo de la ampliadora

El cuerpo de alojamiento de la linterna suele costar de una carcasa de metal ventilada, en cuyo interior encontramos el manantial de luz, un reflector y un condensador o una pantalla de difusión o ambos.

La lámpara debe iluminar el negativo de manera uniforme, un punto central demasiado iluminado o unas esquinas obscuras nos llevarían a obtener una copia desigual y totalmente arruinada. La luz no debe escapar del cuerpo de alojamiento de la ampliadora por ningún sitio que no sea el objetivo, para que el papel fotográfico (y obviamente sensible) no se vele.

Existen dos tipos básicamente de cuerpos de ampliadoras: las ampliadoras de iluminación directa y las ampliadoras de iluminación reflex.

Las ampliadoras de iluminación directa son las más habituales, y constan de un condensador de una o dos lentes que centra la luz de la lámpara y la reparte uniformemente sobre el negativo. Por el contrario en las ampliadoras de iluminación reflex, un espejo a 45° refleja la luz de la bombilla en el condensador, que centra la luz en el negativo. Esta disposición permite reducir la altura del cabezal y aumentar la ventilación de todo el conjunto. Las ampliadoras reflex con particularmente adecuadas para cabezales en color.

Ampliadora de iluminación directa
Ampliadora de iluminación reflex

También podemos hacer una diferenciación en el tipo de ampliadoras basadas en el sistema de iluminación. Un sistema de iluminación directa el reflector está completamente pulido, en un sistema difuso o semidifuso este va tornado a blanco o a satinado.

El porta negativos

Dentro del conjunto principal también encontramos el porta negativos, que debe mantener el negativo perfectamente plano, para que el enfoque sea totalmente correcto. El porta negativos tiene como función principal el mantener el negativo totalmente plano y paralelo al plano del objetivo, así como a la distancia exacta de este.

Para esto el soporte de los negativos se introduce generalmente en un alojamiento destinado a tal uso en el cuerpo de la ampliadora, quedando justo delante del condensador. Existen varios tipos de porta negativos dependiendo del negativo a utilizar, desde los abiertos para alojar placas las láminas de vidrio anti-calórico, hasta lo destinados para negativos de 35mm.

Normalmente cuando realizamos ampliaciones de negativos en rollo de películas de medio formato o de tiras de 35mm, trabajamos con toda su longitud. Esto es, montamos en el porta negativos la tira que deseamos positivar, y el porta negativos además de mantenerla bajo la presión adecuada, nos permite desplazarla sin sacarla del mismo. Para colocar negativos y trabajar con ellos en la ampliadora es bueno mantener una rutina que nos llevará a obtener los resultados deseados:

  • Primeramente, una vez decidido cuales son los negativos que nos interesan ampliar, debemos limpiarlos con cuidado y para esto debemos utilizar brochas destinadas para tal uso. Debemos asegurarnos que los negativos están totalmente limpios, dado que pequeñas partículas al desplazar el negativo por el porta negativos pueden llegar a rayarlo.
  • Una vez limpios los negativos debemos colocarlos en el soporte siempre poniendo el lado brillante del mismo hacia arriba y centrado.
El objetivo

Por último el tercer componente de conjunto principal de la ampliadora es el objetivo.
El objetivo es una pieza clave de nuestra ampliadora, ya que dependiendo de la calidad de este la copia será de mejor calidad y obtendremos más detalle, pudiendo aprovechar al máximo todos los detalles de negativo.

La distancia focal del objetivo depende del formato del negativo que se va a utilizar. Generalmente, es igual o un poco más larga que el diámetro del condensador, esto es, igual a la distancia focal del objetivo normal de la cámara para el tamaño del negativo. Es posible que podamos utilizar los objetivos de algunas cámaras para nuestra ampliadora, pero esto no es aconsejable y es preferible tener objetivos específicamente diseñados para su uso en ampliadora  y de la mayor calidad posible.

El proceso de enfoque de la imagen sobre el tablero debe poder realizarse de forma suave y uniforme, posibilitando un enfoque fino. Exactamente lo mismo que le pedimos a los objetivos de nuestra cámara.

El proceso

Los elementos con los que podemos jugar en una ampliadora son tres elementos básicamente: la distancia al tablero, el enfoque y el diafragma.

Podemos jugar con la distancia al tablero desplazando el conjunto principal de la ampliadora por el soporte vertical de la misma, variando así el tamaño de la copia final. Una vez hemos decidido en tamaño final de la copia, procederemos al enfoque de la misma jugando con el enfoque del objetivo, este debe realizarse de igual manera que lo realizamos en nuestra cámara, esto es moviendo el objetivo hacia delante y hacia atrás hasta que obtengamos un resultado de nitidez óptima. Y por último lo que debemos decidir es la exposición a realizar. Para esto tenemos los mismos elementos que en una cámara, abertura y tiempo.

Para obtener una exposición correcta generalmente lo que se realiza es una tira de pruebas. Para esto se hacen varias exposiciones sobre una tira del mismo papel que se va a utilizar posteriormente para la copia final. La tira la expondremos por secciones, llevando a cada una de ellas una exposición distinta, mayor que la anterior. Y observando el aspecto final de esta tira de pruebas, nos será fácil determinar cuál será la exposición correcta.

El proceso es bastante sencillo:

  1. Graduamos la ampliadora para obtener el tamaño de positivo deseado y enfocamos el negativo de forma usual.
  2. Colocamos el filtro anaranjado o rojo, que tienen las ampliadoras como elemento de seguridad para bloquear la acción sobre el papel fotográfico.
  3. Colocamos la tira de papel de prueba, de forma que abarquemos un conjunto representativo de la imagen, esto es que contenga zonas con iluminación alta y sombras.
  4. Separamos el filtro de seguridad y se expone toda la tira por ejemplo 2 segundos.
  5. Apagamos la luz de la ampliadora y cubrimos una parte de la tira, apenas unos centímetros con papel opaco.
  6. Se enciende otra vez la ampliadora durante otros 2 segundos.
  7. Se repite el procedimiento varias veces, aumentando así la exposición.

Una vez terminado el proceso podremos observar cual será nuestra exposición perfecta, si viéramos que nos quedará entre dos tramos, podríamos realizar una segunda tira solamente cubriendo ese tramo.

Una vez decido el tamaño de la copia, obtenido un enfoque perfecto y calculada la exposición correcta, solo queda realizar la ampliación. Una vez realizada la exposición final del papel fotográfico este debe revelarse. Para esto seguiremos un proceso similar al revelado de la película. Es importante tener claro que durante la exposición del papel en la ampliadora lo que hemos formado es una imagen ‘latente’ inversa a la del negativo, con lo cual positiva, ya que a través de las partes oscuras del negativo pasa menos luz que a través de las claras.

El proceso de revelado es sencillo, necesitando tres cubetas una por cada baño, en lugar del tanque de revelado que utilizamos para la película. Las operaciones las seguimos realizando con la luz de seguridad roja. Los baños de paro y fijado son los mismos que los de la película, pero el revelador es más concentrado y rápido.

Un papel fotográfico se revela en dos minutos aproximadamente, aunque como todo cada tipo de papel fotográfico tiene sus características.

Una vez realizado el proceso de revelado del papel basta con realizar el proceso de lavado de la copia y el secado de la misma. Este proceso no deja de ser también importante porque una copia mal lavada se estropeará a los pocos días. El proceso de lavado lo realizaremos habitualmente en una cubeta de lavado y de media nos llevará unos 15 minutos realizar una lavado correcto. Una vez realizado un lavado perfecto deberemos proceder al secado y esmaltado, este proceso lo podemos realizar al aire o en un secadora especial para papeles fotográficos.

Con el positivado, como ya hemos comentado, se cierra el mágico proceso de una creación fotográfica.

Siempre decimos que la fotografía tiene mucho de magia, y especialmente la fotografía analógica o química o clásica o como queramos llamarla. Y esta magia se ve culminada de forma espectacular con este proceso, con lo mágico de ver el resultado de nuestro trabajo bajo el foco de una ampliadora.

Como siempre os animamos a experimentar, sabiendo que una ampliadora es una aparato algo grande y que nos puede ocupar bastante del espacio de nuestro estudio, pero sin duda la magia lo merece.

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