En fotografía, los fondos son demasiado importantes como para tratarse a la ligera. Pero su manejo no debe limitarse a evitar lo que está mal. No basta con impedir que los árboles parezcan surgir de la cabeza del sujeto a fotografiar; debemos utilizar los fondos de manera constructiva para nuestra fotografía.

Dado que forma parte vital de la imagen, deberíamos intentar sacar el máximo partido de los fondos. Lo debemos abordar de manera positiva y creativa, y utilizarlos para crear imágenes dotadas de mayor unidad compositiva e impacto. De ahí que debamos fijarnos tanto en los fondos como en el sujeto a fotografiar.

Aprendamos a mirar

Cuando preparamos una foto debemos estudiar todas las partes de la imagen. Todo lo que vemos en el visor, como sabemos, aparecerá en la fotografía por lo que debemos plantearnos la mejor forma de que salga bien. Debemos aprender a relacionar los fondos de la toma con el sujeto o sujetos principales a fotografiar, de manera que contribuyan al buen resultado de la composición final siempre que sea posible. A veces intentar esta ‘relación’ puede ir en detrimento de la propia fotografía.

Resulta difícil fijar reglas estrictas para la utilización de fondos, ya que será la naturaleza del sujeto la que normalmente decida el tratamiento. Pero, en esto radica la clave. Si existe una sola guía o directriz es la que nos recuerda la regla básica de la composición: la unidad. Debemos controlar el fondo de manera que ayude a conducir la mirada hacia el sujeto. Esto lo podemos lograr de dos maneras distintas. Por un lado, podemos reducir al mínimo los detalles del fondo, o por el contrario podemos convertir todos esos detalles en parte esencial de la composición.

La forma más sencilla de librarnos de un fondo con demasiados elementos y que distrae la atención del espectador consiste en modificar el ángulo desde el que se toma la fotografía. Nos podemos poner en cuclillas y tomar la foto, por ejemplo, desde un punto de vista bajo para intentar aislar el sujeto contra el cielo. O bien, utilizar un punto de vista elevado que permite mirar al sujeto desde arriba y conseguir muchas veces un telón de fondo relativamente plano.

Otro método de lograr que desaparezca un fondo con demasiada personalidad consiste en acercarse al sujeto y llenar el encuadre con él. No obstante, cuando actuamos así, nos puede modificar la perspectiva. Aunque en la mayoría de los casos, eso no importará demasiado, en otros, una perspectiva exagerada puede estropearnos la imagen.

(c) Jamel Shabazz

Fenómenos aéreos o climáticos como la neblina, la niebla, el polvo y el humo pueden resultar también útiles para controlar los fondos. Estos, disminuyen la importancia del fondo, o lo llegan a eliminar completamente, al tiempo que refuerzan la impresión de espacio. Sin embargo, en caso de que el sujeto que deseamos fotografiar se encuentre confundido con el fondo, puede a llegar a ser contraproducente en el resultado final. En el equilibrio se encuentra siempre la virtud. Situaciones ambientales como la calina se pueden controlar con el uso de filtros del tipo ‘Skylight’ o ‘UV’, más difícil es lidiar cuando hay humo, niebla o polvo.

Reduciendo los efectos del fondo

Se nos puede dar el caso de necesitar incluir fondos al fotografiar ciertos sujetos o situaciones, por ejemplo, para situarlos en un contexto determinado. Aunque como ya hemos indicado, no ofreciéndoles demasiada visibilidad, a fin de que el fondo no mate el foco hacia el propio sujeto. Para lograr esto, una buena forma consiste en el empleo de la profundidad de campo. Cuando realizamos una fotografía, los únicos puntos que salen ópticamente definidos son los situados en el plano sobre el que se haya enfocado. Tanto delante como detrás de dicho plano, la imagen no resultará tan nítida ni tan definida. La medida de la nitidez aceptable es lo que llamamos profundidad de campo. Y podemos reducirla de tres maneras distintas: utilizando una abertura mayor, acercándonos más al sujeto o utilizando un objetivo de mayor longitud focal.

Si utilizamos uno de estos tres métodos y enfocamos cuidadosamente sobre el sujeto, todo lo demás aparecerá desenfocado. De forma extrema, podríamos llegar a dejar el sujeto aislado contra un fondo desdibujado y que por lo tanto apenas distrae la atención del observador.

Más contrastes

La regla de contrastar el sujeto con el fondo es importante, especialmente si se desea que ambos aparezcan nítidos y enfocados. Existen otras muchas modalidades de contraste que se pueden utilizar, a parte del contraste por definición.

Por ejemplo, un sujeto de textura suave resaltará claramente contra un fondo de textura ruda o gruesa, aunque los tonos cromáticos de ambos sean similares. Un objeto sinuoso y flotante contrastará a la perfección con formas angulares y rugosas en el fondo. Sin embargo, el ejemplo más corriente y ciertamente el más claro de todos es el del contraste de tonos. Como todos hemos podido comprobar alguna vez, el color negro contra el blanco produce el máximo de los contrastes, pero cualquier sujeto que se fotografía frente a fondos claros resultará fácilmente distinguible y ofrecerá una sensación de ‘separación’ del fondo. Un ejemplo claro, es cuando fotografiamos una silueta, un contraluz de un retrato.

En la práctica, este contraste máximo no se logra siempre fácilmente. Una vista general o panorámica rara vez ofrece áreas lo suficientemente grandes con la que contrastar un sujeto. En el caso que existan tonos con mucho contraste en zonas de gran tamaño del encuadre, debemos intentar aprovecharlas para que queden situadas detrás del sujeto a fotografiar. En los casos en las que las áreas del fondo sean pequeñas y variadas, debemos reducir su tamaño en relación con el sujeto (acercarnos al sujeto) o bien aumentarlas de tamaño para conseguir áreas contrastantes.

Esto no es siempre tan difícil como parece. Acercándonos al sujeto, los objetos situados al fondo parecerán alejarse. Si además utilizamos un gran angular podremos abarcar la misma área y la distancia entre los primeros términos y el fondo quedará espectacularmente aumentada. También podemos echarnos hacia atrás y utilizar un teleobjetivo. De ese modo, no sólo el encuadre quedará más o menos lleno como antes, si no que se reducirá la distancia entre el fondo y el sujeto. De este modo, el fondo parecerá aumentar de tamaño en relación con el sujeto, haciendo que las áreas contrastantes resulten más fácil de encontrar y utilizar.

En algunas ocasiones nos podemos encontrar que el fondo queda totalmente fuera de nuestro control. En casos así, la mejor forma de manejar lo consiste en utilizar el juego de luces y sombras. Debemos colocar a nuestro sujeto a la sombra y utilizar de fondo la parte que esté directamente iluminada por el Sol. Fijando la exposición únicamente para el sujeto, el área del fondo quedará ‘muy quemada’. Dado que el sujeto, es siempre la parte más relevante de la fotografía, podremos aumentar muchas veces la abertura hasta en dos puntos. Esto aclara los tonos del sujeto, permitiendo obtener un efecto más brillante, y sobreexpone cualquier otro detalle brillantemente iluminado. También podemos optar por el método contrario, el de colocar al sujeto a plena luz del Sol y utilizar como fondo un área fuertemente sombreada. Una vez más deberemos fijar la exposición para el sujeto, con lo que el fondo quedará perdido en la oscuridad.

Controlando la exposición y la iluminación

El control de la exposición es la clave para conseguir un buen contraste de tonos. En el caso en el que el fondo, al ser muy predominante, nos impida realizar una lectura global. Deberemos acercarnos al sujeto a fotografiar para realizar una medición sobre la luz del sujeto.

Cuando fotografiamos sujetos muy iluminados y sobre todo iluminados desde atrás, podemos optar por fotografiarlos como siluetas, fijando la exposición solo para el fondo. Esta opción funciona especialmente bien con fondos tipo puesta de sol, cascadas, ríos o fuentes. No obstante, si deseamos conservar el efecto del fondo y mostrar a su vez los detalles del sujeto, deberemos utilizar una pantalla reflectora para arrojar luz sobre este.

En distintos aspectos  hemos podido comprobar como el fondo nos afecta en gran medida a la hora de realizar una fotografía. Tanto por su diversidad o temática, como por su nivel lumínico. Como todo en fotografía muchas veces se trata de jugar a nuestro favor con las cartas que nos ha tocado jugar. No podemos cambiar o controlar totalmente el escenario de nuestra fotografía, pero si podemos hacer que juegue a nuestro favor. Y esto con el fondo de nuestras fotografías es un concepto que debemos asumir como básico. Pero sobre todo lo que podemos es experimentar. Siempre experimentar.

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