La fotografía es única frente a otras artes visuales: captura una acción o un acontecimiento en el instante que se produce.

Esta ventaja que se nos ofrece nos obliga a considerar de vital importancia, como técnica fotográfica, el momento en el que se aprieta el disparador. La decisión por parte del fotógrafo cuando pulsa el disparador es el factor crucial en la gran mayoría de las grandes fotografías. El maestro Henri Cartier-Bresson ya lo describía como el “momento decisivo”, y este existe tanto para un paisaje como para un retrato o como para una fotografía urbana.

Saber decidir sobre el momento oportuno en el que apretar el disparador de nuestra cámara se basa en gran medida en la toma de conciencia de los elementos a incluir en la composición y cuales de ellos se pueden ver o se ven afectados por el paso del tiempo.

Cuando se trata de fotografiar personas estos elementos son evidentes, nos ofrece un distinto enfoque compositivo la realización de un retrato convencional contra un retrato basado en captar el momento ofrecido por la culminación de una acción o cuando se captan reacciones espontaneas frente a la toma.

Cuando se tratar de fotografiar personas esta decisión es obvia, pero en el caso de otros sujetos la decisión es más sutil y difícil de tomar. Pongamos por ejemplo un paisaje, puede parecer estático pero si nos fijamos bien, apreciaremos su cambio constante. La situación de las nubes y su variación pueden afectar al estado luminoso de la toma. El momento del día afecta a la temperatura del color y a la intensidad de la luz. Y la época del año. O lo que es más evidente: puede aparecer un elementos que alteren notablemente la composición, un pájaro, un coche, una figura, el cambio de los arboles por el efecto del viento.

La mayoría de estos efectos son transitorios pero dan lugar a que una fotografía pase de ser una buena fotografía a convertirse en una toma excepcional. Hay que observar cuidadosamente, estudiar la composición y aprovechar en nuestro favor la espontaneidad de los elementos, ya que en la gran mayoría de las veces las oportunidades de realizar la toma deseada no se repiten.

Un ejemplo practico de esta técnica fotografica lo apreciamos en la fotografía urbana. Esta vive de la observación y de la anticipación. De estar siempre preparados. Rara vez se presentan ocasiones de composición perfecta en la que podamos apretar el disparado y asegurar una fotografía perfecta. Es más frecuente que la situación sea en potencia una buena, pero que los elementos no estén bien conjuntados, que falte algo. Entonces hay que esperar y ver que pasa, en lugar de apresurarse a tomar una fotografía que no sea perfecta.

Las buenas fotografías hay que preverlas. Captar el momento cumbre de una situación depende en gran medida de la anticipación y del seguimiento del momento por parte del fotógrafo. Es un “momento decisivo” que nos llevará a la obtención de esa fotografía excepcional.

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