El trabajo de la fotógrafa Nan Goldin está fuertemente vinculado a su propia vida e historia. Esta fotógrafa ha sabido plasmar como nadie la intimidad de sus vivencias y las de sus modelos: generalmente, personajes cercanos a ella y que vivían en ambientes de sordidez y exceso.
Nan Goldin nace, en 1953, en Washington D.C. De padre judío y madre católica, la ruptura entre ambos le lleva a convivir con varias familias de acogida. Esta vida termina el día en que su hermana se suicida y Nan decide alejarse del modelo familiar funcional, para buscar consuelo entre sus amigos. Es aquí cuando comienza a definirse la Nan Goldin fotógrafa, en un ambiente marcado por los juegos, los disfraces y cierta tendencia a retratar un ambiente marcado por la eclosión del ambiente drag queen. A comienzos de la década de los setenta, Nan Goldin comienza ya a abrirse un hueco en el mundo de la fotografía experimental.
Años después, tras pasar por una escuela de fotografía en Boston, Nan Goldin se traslada al barrio del Bowery, en Manhattan. Es entonces cuando podemos afirmar que comienza su auténtica carrera como fotógrafa. La explosión de movimientos contraculturales, como el punk, arrasa completamente la escena, donde la fotógrafa vive, y hace de las intimidades propias de ese modo de vida la temática central de su obra. La vida sentimental y sexual de sus amigos y ella misma se convierte en el centro de su objetivo: el descubrimiento sexual, el amor, la pobreza, la violencia, la soledad, la enfermedad, el alcohol y las drogas marcan lo que podemos ver en sus series de fotografías. La intimidad, en el estado más puro y directo de la palabra, es lo que comienza a definir su obra y lo que la definirá, para siempre.
El abuso de ciertas sustancias le lleva a un largo internamiento en una clínica de rehabilitación, lugar donde comienza a explorarse a sí misma, como objeto principal de su fotografía. Una vez rehabilitada, se traslada a Berlín para cuidar a un amigo enfermo de SIDA. El desarrollo de esta enfermedad queda también plasmado, de manera cruda, en la obra de una Nan Goldin, que comienza a trabajar también como profesora de fotografía en ciudades europeas como París o Yale.
La obra de Nan Goldin nos permite observar, desde dentro, la vida cotidiana de una época marcada por los excesos, el descubrimiento y la experimentación de nuevas actitudes que, generalmente, no requerían un final feliz o un escenario idílico. La intimidad es, precisamente, la palabra que mejor define su trabajo, pero se trata de una intimidad dura y difícil de digerir; una intimidad que, en último término, hace de Nan Goldin una cronista veraz y sincera de su época.
Link de interés: Entrevista a Nan Goldin
