La fotógrafa holandesa Rineke Dijkstra se ha dedicado desde principios de los años 90 a inmortalizar con su cámara el proceso de transformación y cambio en la identidad de las personas.
Nacida en Sittard (Holanda) en 1959, se formó en la prestigiosa academia Rietveld Academie de Ámsterdam entre los años 1981 y 1986.
A mediados de los años 80, inaugura su andadura profesional en una primera exposición en la Moor Gallery de Amsterdam, con una serie de retratos propios donde ya mostraba su decidida apuesta creativa por el retrato, más en concreto por el considerado por ella como “retrato serio”. Y este no ha dejado de ser el principal hilo de toda su obra.
No es hasta la serie “Beach Portraits” (1992-1996), cuando su trabajo adquiere una relevancia internacional. Su célebre proyecto, realizado en las playas de Estados Unidos, Polonia, Inglaterra, Ucrania o Croacia, nos muestra sin más información que los rostros y los gestos de los retratados, una reflexión sobre la existencia en un sentido amplio, a través de la exposición sutil de la posible vida interior de cada personaje.
En un total de veinte fotografías Rineke Dijkstra muestra a niños y adolescentes, donde la arena de sus pies, el mar de fondo y el cielo es casi idéntico en todas las tomas. Las fotografías de esta seria reflejan la esencia de lo que se pretende captar, la vida. La luz natural y tan sólo la luminosidad del flash, completan un trabajo pleno de sencillez.
“Me gusta aislar a los personajes pues de este modo aparecen representados como símbolos o iconos. No es tanto una reflexión sobre la vida de estos personajes concretos sino sobre la existencia en un sentido más amplio.”
Rineke Dijkstra es una fotógrafa desprovista de alardes técnicos. Una simple cámara de formato 4×5 y a veces la luz de flash añadida a la natural, basta para realizar sus sutiles y expresivas obras.
Sus obras eluden lo complejo, únicamente buscan el centrar nuestra atención en el personaje, en la identidad del retratado, en su interior.
Más tarde realizó una serie parecida a la anterior, “Park Portraits” (2003-2006), en la que dotó de mayor importancia al paisaje que rodea al retratado y adoptó por primera vez el formato horizontal. En este caso los retratos de adolescentes y niños los realizó en parques de todo el mundo, entre ellos el de la Ciudadella de Barcelona y el del Retiro de Madrid.
En sus posteriores trabajos, Dijkstra opta por el estudio del proceso de trasformación.
En sus trabajos “Almerisa” y “Olivier”, nos expone cómo afecta el tiempo y los cambios vitales en las expresiones de los retratados. Nos muestra el proceso de transformación de las personas en condiciones concretas.
En la serie “Almerisa”, la fotógrafa nos muestra la evolución tanto interna como externa de una niña refugiada de Bosnia, desde su llegada a Holanda hasta que se convirtió en una joven segura de sí misma. En esta serie, podemos apreciar en la retratada no sólo su desarrollo desde la infancia y su condición de mujer (incluyendo ser madre), sino también su asimilación cultural de Europa occidental.
En su serie “Olivier”, nos muestra el proceso de transformación de la adolescencia a la madurez. De la inocencia juvenil a la seriedad e inclusive a la autoridad. Todo ello con una serie de fotografías tomadas a un joven recién alistado en la Legión Francesa de forma voluntaria, para cumplir con el sueño de su infancia. En esta serie podemos apreciar cómo va cambiando el tono del rostro y de la mirada de un joven Olivier, para transformarse en una mirada autoritaria.
Como ya hemos comentado, la fotografía de Rineke Dijkstra es sencilla en todos los aspectos, tanto a nivel artístico como a nivel técnico. Sigue utilizando formatos analógicos, utiliza una cámara de placas como comenta ella “mientras siga encontrando película”. Y sigue considerando que el proceso de revelado y de cuarto oscuro, es un proceso para disfrutar de la creación.
Rineke Dijkstra forma parte ya del selecto grupo de los creadores del siglo XXI cuyas obras son consideradas un icono del arte de nuestro tiempo.
Link de interés: Moma, Collection – Rineke Dijkstra
